El caso del empresario que compraba décimos NO premiados

Con frecuencia hemos sabido de gente que dice ser muy afortunada porque le toca mucho la lotería. Esta gente generalmente está bastante relacionada con el mundo de la construcción, las finanzas, las contratas o la política. Obviamente no tienen tanta suerte (no al menos en ese sentido) sino que se dedican a comprar décimos de lotería premiados para blanquear capital. De hecho algún anuncio de este tipo se ha visto por eBay y por SegundaMano, aunque cada vez es más general y ya ha aparecido incluso en TV

El caso que nos ocupa hoy es justamente el contrario, y aunque es una estafa, no va directamente contra el comprador como casi todas las que se han recogido en este espacio hasta ahora. Esta va en "beneficio" del vendedor, y en "perjuicio" de Hacienda. 

La cosa es que se ha sabido de un famoso empresario que compraba lotería no-premiada. Sí sí, no premiada. A 25 céntimos el décimo. Cualquiera puede pensar: ¿Y para qué? ¿Qué gana este señor con décimos que no tienen premio? 

Pues la cosa es más sencilla de lo que parece. Este señor estaba ya fichado por Hacienda por tener "tanta suerte" jugando a la lotería. Tanta, que Hacienda no se lo creía y andaba mirando con lupa. La solución para este empresario era bien sencilla. Si él demostraba que gastaba bastante dinero en lotería (del orden de los 60.000 Euros semanales, un auténtico ludópata) podría demostrar que tenía bastantes posibilidades de que le tocara (más que a los demás, obviamente). Y dicho y hecho. Con eso fue tirando hasta que se jubiló, sin que Hacienda pudiera ser nada.

Este señor es un auténtico timador, aunque nos inspire simpatía (generalmente pasa con todos los que engañan a Hacienda de manera más o menos ingeniosa) pero en realidad nos estaba engañando a todos, ya que si uno no paga sus impuestos, hay otro que debe pagar doble (no de forma directa, pero sí es cierto que los demás debemos pagar por aquellos que no quieren).

Y bueno, ya que estamos en harina, contaré los entresijos de esta estafa. El empresario quiere blanquear dinero, pero si lo hace por la vía legal-solidaria tiene que perder el 43% de ese dinero. Sin embargo, si compra un décimo de lotería premiado, el premio está exento de tributación, por lo que se convierte por arte de magia en dinero limpio. Es decir, que si yo tengo un millón de euros (se me hace la boca agua de pensarlo) y quiero que salga a la luz para poder operar con él desde el banco, seguramente me interese dárselo a alguien que haya ganado, pongamos 950.000 Euros en la Primitiva. El del premio se ha llevado 50.000 Euros de gañote y yo tengo 950.000 Euros en dinero A. Hemos lavado mágicamente 950.000 Euros que antes estaban debajo de la alfombra y ahora están en el banco. Se acabó ir cargado con billetes de 500 Euros por ahí. Ahora bien,el vendedor del décimo premiado debe tener muy claro qué hacer con ese dinero, pues si son cantidades grandes (pongamos que son más de 100.00 Euros) son cantidades bastante respetables como para tenerlas guardadas en casa, por lo que deberá darle salida rápido y de una manera que no llame la atención. El chanchullo está claro ¿verdad? Y es Hacienda la que se queda llorando en un rincón porque no le han querido dar su parte del pastel (suponiendo que hubiera hecho algo para merecérselo, cosa que no siempre está muy clara).

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
En realidad Hacienda no se queda llorando en una esquina. El hombre que ha vendido su billete de lotería es lógico que quiera ingresarlo en un banco (nadie estaría seguro con 1.000.000€ en su casa), y es ahí dónde Hacienda echaría un vistazo:

Resultado: Existe una ganancia patrimonial de 1.000.000€ de difícil justificación que, en el mejor de los casos, tributa por el IRPF (en el peor igual te manda a la cárcel). Obvio que no supone tanto dinero como si tributara el empresario, pero algo cobra: Hacienda siempre ríe la última.

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