Una historia de carteros.
Ya de vuelta de vacaciones, volvemos a la trayectoria normal del blog.
Hace algunos días os mostraba esta entrevista a un cartero de Barcelona (la ciudad en realidad da igual). Ramón es un cartero normal y corriente de los que hay un montón en España. Sencillos, con voluntad de hacer bien su trabajo y aportar lo que buenamente puede. Hoy os voy a contar otra historia, la del lado contrario. Por suerte no abunda.
En mi barrio el correo me lo trae un cartero de la cual os hablaré algún día. Mi cartero es como Ramón, por lo que no tengo ninguna queja de él. El problema es que mi cartero de vez en cuanto se coge vacaciones, como hacemos cualquiera. Y ahí es cuando se me cae el alma a los pies. A mí, y a todos los vecinos de la zona que conocen a la sustituta. La sustituta es conocida como Nancy. Digamos que es alta, rubia, ... pero por lo demás ... digamos que es de belleza distraída, como dirían Cruz y Raya. Vamos, que es fea, refea, requetefea. Esto es lo de menos, pues lo que uno busca en un cartero es que entregue el Correo con la mayor eficiencia posible. Bueno, pues aquí llega el quid de la cuestión.
Mezcle mentalmente ambas imágenes el lector y obtendrá una composición de lo que podría ser Nancy
El caso es que esta mujer tiene una gran tendencia a dejar la saca abandonada. Es decir, que deja el carrito con el correo en un parque cercano y se va a repartir el correo a los portales colindantes al parque, o deja el carro en un portal, y reparte a los siguientes portales sin mover el carro, con el consiguiente peligro y riesgo de que alguien se le lleve los paquetes. Digamos además que su zona no es de las más seguras y que los vecinos a los que reparte tienen una gran tendencia a llevarse lo que no es suyo. Además, cualquier que haya visto un carrito de Correos, sabe que tiene ruedas, y el correo no suele pesar tanto como pesa una compra en el mercado. Vamos, que se arrastra facilmente.
Bueno, pues la mujer esta tiene el mayor ratio de robos de la zona, y me atreveria a decir que de todo España si cabe. Si unimos que deja abandonado el carro a que la zona donde lo deja es bastante dudosa, ya tenemos el hambre y las ganas de comer juntas. Resultado: Carrito robado y paquetes que nunca aparecen (y por consiguiente, tampoco se entregan). Su jefe ya le ha dicho de todas las formas que sabe que no deje abandonada la saca, e incluso que se la suba a los pisos para evitar los robos.Pero ella, como si oyera llover. Total, como los paquetes no son suyos, ¿qué mas da?
El caso es que hace poco fui con un vecino a buscar un paquete que le tenía que llegar. Como nos íbamos a ir luego, decidimos ir a su encuentro (pues ya sabíamos que nuestro cartero no estaba) y nos encontramos la saca en medio de un parquecito. Esperamos un buen rato y allí llegó Nancy. Con esa sonrisa que más que enamorar, mata de un susto. La conversación con mi vecino fue tal que:
- Barbie ¿traes un paquete para mí?
- No, hoy no llevo nada para esa zona de paquetería, cariño (en realidad dijo algo así como: "ooooo oi oooooeooo aaaaea oooaaaa e aaeeeriiia ¡hug!")
- Según el localizador de Correos tenia que estar hoy en reparto. ¿Seguro que no lo llevas tú?
- Seguro ¿crees que no sé hacer bien mi trabajo o qué?
Bueno, pues como no se podía hacer nada más, nos fuimos. Al llegar a casa por la noche, papelito amarillo de Correos para ir a recoger.Eso se veía venir y lo sabían los chinos, como se suele decir.
La mejor me la contó mi cartero cuando volvió de vacaciones. El otro día entregó un papelito de Correos ya caducado. Es decir, que no entregó el paquete, y el papelito lo dejó unos 20 días después de cuando tendría que haberlo hecho. El vecino fue a Correos, y montó una timba de impresión porque no había derecho que le dejaran un papel de recogida cuando ya hacía 5 días que el paquete había sido devuelto. Miraron a ver quien había dejado el papelito con tanto retraso y ... había sido Nancy.
De hecho, ya me he encontrado algunos papelitos amarillos tirados por la zona alguna vez, y siempre los cojo y los hecho donde corresponde, ya que a mí también me gustaría que si algún vecino encontrara mi papel de recogida me lo dejara en el buzón. Generalmente siempre sé cuando me va a llegar un paquete, pero los envíos de fuera de España los tengo más descontrolados y no sé el día exacto, por lo que puede ser cualquier día.
De hecho, ya me he encontrado algunos papelitos amarillos tirados por la zona alguna vez, y siempre los cojo y los hecho donde corresponde, ya que a mí también me gustaría que si algún vecino encontrara mi papel de recogida me lo dejara en el buzón. Generalmente siempre sé cuando me va a llegar un paquete, pero los envíos de fuera de España los tengo más descontrolados y no sé el día exacto, por lo que puede ser cualquier día.
Papel malo ¡ñaca ñaca!
Por este motivo, siempre intento no comprar cuando sé que mi cartero está de vacaciones, ya que es la única manera que tengo de asegurar que mis compras lleguen. Tengo al mejor y al peor cartero juntos, como el Ying y el Yang. Siempre rezo porque me toque el Ying, aunque a veces nos toca el Yang.
Por suerte hay pocos carteros como Nancy, pero son como las meigas, que haberlas, haylas. Por ello, aunque suelo ser bastante prudente con las historias para no dormir que se leen en los foros de eBay, sobre paquetes desaparecidos, espachurrados o entregados en domicilios equivocados, de vez en cuando alguna tiene su punto de base. Y cuando envío, siempre pienso que puede tocarle el reparto a alguna Nancy, así que procuro que no llame la atención, que sea lo más pequeño posible y opaco. Por si alguien lo encuentra en una saca y decide llevarse algunos, que no le toque al mío.
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